HOUSTON — Claudia Sheinbaum asumió hoy el cargo de presidenta de México, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar la presidencia en más de 200 años de independencia. Sheinbaum prometió proteger la red de seguridad social ampliada y luchar por los pobres, como lo hizo su predecesor, aunque enfrenta retos urgentes.
La científica convertida en política, de 62 años, recibirá un país con varios desafíos inmediatos, entre ellos los altos niveles de violencia, una economía lenta y el Acapulco golpeado por huracanes.
Sheinbaum arrasó en las elecciones de junio con casi el 60% de los votos, impulsada en gran parte por la popularidad sostenida de su mentor político, el expresidente Andrés Manuel López Obrador. La primera dama de EE. UU., Jill Biden, mostró optimismo en las relaciones con la nueva administración de Sheinbaum, diciendo en una recepción el lunes: “Bajo la presidencia de la Dra. Sheinbaum, sé que seguiremos construyendo una región más próspera, segura y democrática, y avanzaremos en nuestra colaboración entre EE. UU. y México”.
Hay áreas donde Sheinbaum podría intentar llevar a México en una nueva dirección. Por ejemplo, tiene un doctorado en ingeniería energética y ha hablado de la necesidad de abordar el cambio climático. López Obrador construyó una nueva refinería de petróleo y destinó recursos a la empresa estatal de petróleo, pero sus compromisos presupuestarios no dejan mucho margen de maniobra a Sheinbaum.
López Obrador asumió el cargo hace seis años con la declaración “Por el bien de todos, primero los pobres”, y prometió un cambio histórico en las políticas económicas neoliberales de sus predecesores. Sheinbaum ha prometido continuidad en sus políticas sociales populares, así como en las controvertidas reformas constitucionales al poder judicial y la Guardia Nacional, aprobadas durante los últimos días de su mandato.
Su primer viaje como presidenta será a la ciudad costera del Pacífico, Acapulco, afectada por inundaciones.
El huracán John, que impactó como huracán categoría 3 la semana pasada y luego se reactivó en el océano para golpear nuevamente como tormenta tropical, provocó cuatro días de lluvias intensas que dejaron al menos 17 muertos en la costa de Acapulco. La ciudad ya había sido devastada en octubre de 2023 por el huracán Otis y aún no se había recuperado cuando llegó John.
Sheinbaum también deberá enfrentarse a la violencia desenfrenada en la ciudad norteña de Culiacán, dominada por el cartel, donde estallaron enfrentamientos entre facciones del cartel de Sinaloa después de que los capos de la droga Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López fueron detenidos en Estados Unidos tras volar en un pequeño avión el 25 de julio.
López Obrador ha tratado durante mucho tiempo de evitar confrontar a los carteles de la droga en México y ha apelado públicamente a las pandillas para que mantengan la paz entre sí, pero las limitaciones de esa estrategia se han vuelto evidentes en Culiacán, capital del estado de Sinaloa, donde las batallas armadas han estallado en las calles de la ciudad. Las autoridades locales e incluso el ejército —en el que López Obrador ha confiado para todo— han admitido esencialmente que los enfrentamientos solo terminarán cuando los jefes del cartel decidan poner fin.
Pero ese es solo el último punto de conflicto.
La violencia relacionada con las drogas está aumentando desde Tijuana, en el norte, hasta Chiapas, en el sur, desplazando a miles de personas.
Aunque Sheinbaum hereda un gran déficit presupuestario, proyectos de construcción inconclusos y una factura creciente por los programas de subsidios de su partido, quizás su mayor preocupación inminente sea la posibilidad de una victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de EE. UU. el 5 de noviembre.
Trump ya ha prometido imponer aranceles del 100% a los vehículos fabricados en México. Aunque eso probablemente violaría el actual acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá, Trump podría tomar otras medidas para dificultar la vida de Sheinbaum, incluida su promesa de deportaciones masivas.
Las relaciones con su vecino del norte ya eran tensas después de que López Obrador dijo que estaba poniendo en “pausa” las relaciones con la embajada de EE. UU. tras las críticas públicas a la reforma judicial propuesta.